LO QUE LE FALTABA A QUILMES: UN DILUVIO DENTRO DEL HOSPITAL MUNICIPAL
Cataratas en el hospital, enfermos evacuados, caos y zozobra. Eso se vivió en Quilmes, en el Hospital Municipal Isidoro Iriarte, cuyo manejo está en la órbita de la intendencia de Mayra Mendoza.
Por la mañana el problema fue la luz, que iba y venía afectando al instrumental que se usa para atender a los pacientes. Pero a la tarde la cuestión fue el agua: chorros que caían desde los techos y que inundaron las habitaciones y los pasillos al punto de que tuvieron que sacar a la gente que estaba internada y cortar los ascensores por temor a un cortocircuito. Según los trabajadores del lugar, todo empezó en un pabellón que está en refacción, pero afectó a otras áreas como la de pediatría y clínica médica. Incluso se llegó a hablar de peligro de derrumbe por la abundante cantidad de agua que se acumuló en algunos techos.
Aún cuando todavía había charcos por todos lados, la dirección del Hospital emitió un apresurado comunicado en el que se informaba que la situación ya estaba siendo solucionada por el personal técnico y se apuraron en aclarar que no se afectó el funcionamiento ni la atención del lugar.
Sin embargo, los trabajadores convocaron a una asamblea por las precarias condiciones en las que tienen que desarrollar sus tareas. “Es una vergüenza, todo esto es por falta de mantenimiento”, decían por lo bajo apuntando a los directivos, que durante la pandemia contrataron a 42 empleados “recomendados” por el gremio ATE para realizar los trabajos que hoy brillan por su ausencia.
Tiempo atrás, e un recorrido por las obras del hospital, la intendenta Mayra Mendoza se jactaba en sus redes de poner en marcha “un sistema de salud inclusivo, con mejores condiciones de trabajo y de infraestructura sanitaria para todos y todas”.
Las imágenes son elocuentes. Lluvias internas, ríos escaleras abajo, lagunas en las habitaciones y pacientes evacuados de urgencia y conmocionados.