EN LA MATANZA NO HAY DERECHO AL AGUA NI DERECHO A LA EDUCACIÓN

EN LA MATANZA NO HAY DERECHO AL AGUA NI DERECHO A LA EDUCACIÓN

Escuelas sin suministro, jornadas reducidas y chicos que siguen perdiendo días por las pésimas condiciones edilicias de las escuelas

En la escuela 129 de González Catán las clases empezaron pero a los pocos días se suspendieron. Y ahora el hecho de que los alumnos vayan o no al colegio depende más del esfuerzo colectivo de los padres que de las respuestas que puedan ofrecer las autoridades. Es que en La Matanza el derecho al agua y el derecho a la educación, esenciales para vivir y desarrollarse, parecen no estar garantizados.

En medio de este calor agobiante, la escuela se quedó sin agua. Pero no fue por un día o dos, sino por semanas. Los padres se organizaron y empezaron a hacer colectas para comprar bidones y así lograr que al menos haya dos horas de clase por día. Pero cuando el agua se acaba, los chicos vuelven a sus casas.

“Esto es un desastre, pedimos que alguien haga algo urgente”, dice Maru, madre de un alumno. “Necesitamos que haya agua para que a los chicos se les pueda preparar un desayuno, para que se puedan higienizar los baños, lo básico”, agrega. No es la única que reclama. Este lunes las familias cortaron la calle para intentar que alguien los escuche.

Con pancartas enumeraban las necesidades: primero y principal, agua, después ventiladores y por último, baños decentes. “Los chicos se descomponen, salen sofocados, los ventiladores no andan, los baños están sucios porque no hay como limpiarlos y no hay ninguna respuesta del colegio”, dice otro padre.

Lo que marca la desidia de los responsables de mantener a la escuela en condiciones es que estos problemas que se agravan con las altas temperaturas se repiten, pero al revés, en invierno. Los chicos, que ahora no aguantan el calor, a mitad de año se mueren de frío. “En invierno no hay calefacción porque no encienden la caldera. El año pasado llamamos al Consejo Escolar y nos dijeron que iban a mandar a alguien a encender la caldera y nunca vino nadie”, ilustra Isabella, otra mamá, con frustración. En 2022, la única solución que les dieron para que los chicos no se congelen en las aulas fue acortar el horario y hacer que entren a las 10 de la mañana en lugar de a las 8. Las horas perdidas nunca fueron recuperadas.

Ahora, en esa misma línea de soluciones precarias, les dijeron que como la ola de calor va a seguir,  los alumnos van a hacer jornada reducida de dos horas hasta nuevo aviso. Esa es la única salida que proponen. “Parece que los chicos de La Matanza tienen derecho a tener clases dignas”, cierra un papá con impotencia.

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