Cuiden la Democracia los frenos se están gastando
Por Lic. Rodolfo Florido
Hace unos días un editorialista decía que la Argentina está jugando a llegar al borde del precipicio y frenar a último momento. Cuidado porque en este juego los frenos se gastan y en este desgaste nos podemos caer al vacío.
Podemos hacer todo tipo de análisis basándonos en indicadores precisos, empíricos y contundentes, de hecho lo haré pero sin dejar de decir antes que todo lo que está pasando en nuestra clase política o por lo menos casi toda nuestra clase política, es obsceno, da asco, repugna, se regodean en sus egos mientras la mitad de los argentinos están sumidos en la pobreza y un 10% está en la indigencia esperando que les tiren algo de comer y sin siquiera saber si le van a seguir dando cuando el ballotage concluya. Y lo peor de todo esto es que no les importa NADA. Solo sus miserables objetivos personales. Son como Massa afirmando “LA GENTE NO ES GANADO ELIGE LIBREMENTE” MIENTRAS ÉL MISMO LOS ARREA A REBENCAZOS, A BILLETAZO LIMPIO Y DE LA MANO DE GOBERNADORES QUE COMPRARON SUS VOTOS REGALANDO PLATA PÚBLICA.
¿Qué la alternativa no es mejor?
Puede ser. Pero es un interrogante especulativo sin certeza alguna por carencia de evidencia.
¿Qué la alternativa hace afirmaciones que generan rechazo o enojo y que algunas de las afirmaciones inaceptables o son de imposible cumplimiento?
Es muy posible y quizás cierto, como cierto es que desde 1983 hasta la fecha, todas las campañas hicieron promesas y afirmaciones que en un 90% o más no se cumplieron o incluso fueron absolutamente en contramano de lo afirmado.
De hecho desde el comienzo de la Democracia (1983) hasta la actualidad, más allá de los serruchos estadísticos la pobreza creció de un 22% a un 43% y una indigencia del 9%, índice este último por cierto que hace unos años ni siquiera se medía. Si no quieren creerlo vean los datos duros… https://www.ideasdellitoral.com.ar/2021/11/09/evolucion-de-la-pobreza-en-argentina-1983-2021/amp y del 2021 al 2023 los datos son peores.
Cuando cualquier analista medianamente serio ve estos datos duros -y eso sin contar que hoy en día muchos de los empleados en blanco son POBRES– algo que en nuestro país hace unos años no existía, es increíble que discutan sus posiciones personales, con un presunto puritanismo que no engaña a nadie.
En algunos casos son patéticos, como cuando ayer amenazaron con echar de la UCR a Luis Petri cuando el Presidente de la Juventud Radical, expresó“Yo, Agustín Dante Rombolá, como afiliado y a título personal: repudio enérgicamente a Patricia Bullrich y su decisión inconsulta de apoyar al autoritarismo. Asimismo, exijo a la UCR Nacional la expulsión inmediata de Luis Petri de nuestro partido. Viva la Unión Cívica Radical”.
La selectividad de Rombolá parece que no alcanzó a tantos otros radicales como Leopoldo Moreau, Julio Cobos o el inefable Ministro radical kirchnerista de la 125, Martín Lousteau al que nadie expulsó cuando fue Ministro de Néstor, casi lleva al país al borde de la disolución, virtualmente se cargó a su correligionario y vicepresidente de la Nación, Julio Cobos y luego hasta compitió para ser el candidato radical en CABA. ¿Dónde habrá quedado aquello de que se rompa pero que no se doble?
Vuelvo al tema de origen y al título de esta nota, cuidado con tanta incoherencia con esta danza de divismos hedonistas como si estuvieran todos en la cubierta del alquilado barquito de Insaurralde, porque no hay mucho margen para seguir engañando a un pueblo hambreado como si todos estuviesen veraneando con el Previaje, no se sorprendan luego si, bajo un formato distinto a los convencionales y conocidos, nuestra democracia y nuestra república explotan por los aires ante tanta fiesta vergonzosa.
De hecho, hace pocos días, la consultora Poliarquía, presentó en el Colegio de Abogados con Daniel Zovatto, Eduardo Fidanza y Antonio María Hernández, un estudio medido que decía lo siguiente; un 72% dijo sentirse “poco o nada satisfecho” con el funcionamiento de la democracia y el 50% de los encuestados estuvo de acuerdo con la frase “No me importaría que un gobierno no democrático llegue al poder si resuelve los problemas de la gente”.
Además creció un 6% el nivel de respuestas que dice que “en algunas circunstancias un gobierno no democrático puede ser mejor”. También se evidenciaron síntomas de anomia social al ser consultados sobre si la gente debería obedecer las leyes dictadas por el Congreso, aún si están en contra de su manera de pensar (33% de desacuerdo, 13% más que la última medición de 2014), o si los miembros del Congreso toman decisiones pensando en la gente (87% en desacuerdo, con una suba de 12%).
Y dice el estudio; “Los resultados denotan una fragilidad peligrosa en la construcción de institucionalidad cuando se van a cumplir 40 años de democracia, un deterioro que esta vez no parte de una amenaza de golpe militar, como en el pasado, sino de la profunda erosión del sistema de representación. Un campo inapropiado para que se repitan escenas en esa irrefrenable pasión por bordear siempre el abismo.
Sigue diciendo el estudio… “La mayoría también se muestra desinteresado por la política y al 40% no le importa lo que se discute en el Congreso Nacional. Al enojo se le abraza la apatía. No hay un horizonte de transformación consciente y organizada, sino fatiga y rechazo. Los partidos políticos y los sindicatos son las agrupaciones que generan la mayor desconfianza según los encuestados. Así, la disconformidad choca sin expectativas de transformación y la política queda secuestrada por los expertos en redes sociales que manipulan el desencanto. La democracia corre el riesgo de ser reemplazada por la dictadura de los especialistas del algoritmo, que no diferencian clientes autócratas o respetuosos de la ley.”
En la canción Strawberry Fields Forever, John Lennon, Paul McCartney y George Harrison decían… Vivir es fácil con los ojos cerrados, malinterpretando todo lo que ves.
O sea, tengan cuidado con sus palabras auto laudatorias buscando comprensión donde hay hastío porque se pueden llegar a encontrar con una sociedad absolutamente harta de tener que escuchar explicaciones ridículas hechas al calor de enfermos patológicos de narcisismo.
