Según la UCA, el 69,1% de los chicos del conurbano es pobre
El 8,4 % de inflación de abril, índice récord en la presidencia de Alberto Fernández, puso de manifiesto el padecimiento de millones de argentinos que cada vez se hunden más bajo la línea de pobreza porque sus ingresos no alcanzan a cubrir la canasta básica. Sobre todo, si se tiene en cuenta que los alimentos escalaron en un mes 10,1% y tienen un promedio mensual sostenido por encima del 10% desde que arrancó el año. Concretamente, comer se hace cada día más cuesta arriba para las familias.
Dentro de los preocupantes números que pintan la situación social que atraviesa nuestro país están los índices que reflejan el padecimiento de los chicos. El Observatorio de la deuda social argentina de la UCA publicó el documento titulado “Retorno a la senda de las privaciones que signan a la infancia argentina”, en el que se ofrece un diagnóstico preciso de la evolución de las deudas sociales en alimentación, salud, hábitat y educación entre otras.
De ese informe surge el dato de que la pobreza ascendía en el segundo semestre de 2022 al 61,6% de los chicos y adolescentes de nuestro país. Esto quiere decir que hay al menos 8,2 millones de chicos pobres. Y dentro de esa población se estima que el 13,1% son indigentes, es decir, no tienen cubiertas las necesidades alimentarias básicas. Y hay más: aún sin ser indigentes, el 31% de los niños, niñas y adolescentes sufre inseguridad alimentaria.
El documento advierte que pese a que la Asignación Universal por Hijo y otras transferencias como la Tarjeta Alimentar han crecido hasta alcanzar al 49,8% de los chicos, la pobreza y la indigencia continúan siendo muy elevados, por encima de los valores promedio de toda la década.
Estas alarmantes cifras se potencian en el conurbano bonaerense, donde el informe destaca que el 69% de los chicos son pobres. Es decir que casi 7 de cada 10 chicos tiene varias carencias simultáneas que comprometen su desarrollo.
En la provincia de Buenos Aires la pobreza está por encima de la media, y los déficits sociales se multiplican. Las proyecciones económicas estiman que mayo tendrá una inflación aún más alta que abril y que los precios no dejarán de aumentar al menos en el corto plazo. Hablamos de comida, de vivienda, de vestimenta: cuestiones esenciales que atentan contra el crecimiento de nuestros hijos y también contra nuestro futuro como sociedad.
