Kicillof dice que “los mejores días fueron con Cristina”, pero se prueba el traje de candidato presidencial
Una vez más el día de la lealtad encuentra al peronismo dividido y buscando un norte. Y aún peor que un norte… un líder. En ese contexto, el gobernador Axel Kicillof organizó y encabezó un acto en Berisso rodeado de intendentes, sindicalistas y organizaciones sociales pero con una ausencia estruendosa: la de Cristina Kirchner.
El gobernador se cuidó de no dejar de lado a la expresidenta, a la que elogió por lo hecho en su gestión y la defendió ante lo que consideró los ataques judiciales, pero a la vez ensayó un discurso de candidato y sostuvo: “Si alguno piensa que vinimos acá solo a recordar el pasado se equivoca. Estamos para escribir el futuro”.
“Los mejores días siempre fueron con Cristina”, dijo en tono conciliador en momentos en que las internas por el poder en el peronismo arden. Pero después usó su gestión en la provincia como trampolín para proyectar su imagen presidenciable. “El peronismo, con sus aliados, en nuestra provincia tiene sus planes, un programa de trabajo y lo aplicamos desde 2019. Podemos hacer lo mismo que hicimos en la provincia con 50 millones de argentinos”, se ilusionó. Y agregó por si a alguien le quedaban dudas: “No alcanza con ser oposición, tenemos que ser alternativa y tenemos que ser futuro”.
A semanas de que la justicia ratifique la condena contra la expresidenta por corrupción y asociación ilícita, la defendió: “en pocos días el tribunal de la vergüenza va a querer hacerle creer a alguien que Cristina es culpable en la causa vialidad. Es mentira”. Sin embargo, lejos de poner a su exjefa como líder intocable, la bajó al llano a la hora de pensar en las elecciones que vienen. “Acá no sobra nadie y en la discusión somos todos iguales. Vamos a construir una síntesis superadora”, dijo.
Cuando desde las gradas lo vitoreaban como futuro presidente dijo con falsa modestia que no le interesa disputar ninguna interna y que no es tiempo de definir candidaturas. Sin embargo, todo su discurso sonó como un mensaje hacia adentro de un peronismo convulsionado.
Desde el kirchnerismo consideraron que la convocatoria al acto fue un abierto desafío a la conducción de Cristina en momentos en los que la ex vicepresidenta busca encolumnar a todos los referentes del partido para presentar una lista única con su nombre para presidir el PJ. El plazo para presentar esas listas vence el sábado a la media noche y el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, aún no se bajó de la pelea y consiguió el apoyo de Jorge Capitanich en el Chaco para completar los avales provinciales que necesita para plantarse y competir contra Cristina. Vale recordar que Capitanich ahora trabaja con Kicillof en el Estudios Federales del Banco Provincia.
Un dato no menor es que si no se ponen de acuerdo antes del sábado, será la primera vez que el peronismo vaya a una interna para presidir el partido.
Las rispideces entre Kicillof y Máximo Kirchner vienen desde hace meses. El gobernador busca posicionarse como presidenciable, pero el líder de La Cámpora le marca la cancha cada vez que puede, vaciándole de referentes kirchneristas los actos o directamente organizando eventos partidarios como el septiembre en La Plata, en el que le apuntó directamente. “Hay compañeros que creen que construyen autoridad frente a Cristina” disparó en ese momento.
La lealtad parece ser un concepto imposible de sostener para un peronismo que no se acostumbra a estar lejos del poder, que no tiene renovación y que sufre cada vez más grietas internas, profundas e insalvables.