Historias mínimas detrás de la inseguridad: Robaron la ambulancia que tenía que llevar a Aylin a curarse del Garrahan
La noticia corre rápido. Otro asalto en Quilmes, con la particularidad de que en esta oportunidad el blanco fue una ambulancia: algo insólito que, sin embargo, cada vez empezamos a naturalizar más. Cuatro delincuentes armados que circulaban en 3 motos encañonaron al chofer, le pegaron y le robaron un celular y la poca plata que llevaba encima. Por supuesto, no les importó la situación ni el contexto.
Pero detrás de la noticia está la historia que transcurre en la casa frente a la que estaba estacionada la ambulancia, en la calle 844 entre 887 y 888 del barrio La Florida, en Quilmes Oeste. Dentro de esa casa humilde y con portón de chapa esperaba Aylín, una nena de 5 años a la que hace unos meses le diagnosticaron leucemia. La tenían que trasladar al hospital Garrahan, donde todas las semanas van a consultas, controles o para hacer las sesiones de quimioterapia.
“El hombre de la ambulancia me tocó la bocina y le hice señas de que ya salía. Volví corriendo porque vivo en el fondo de la casa de mis papás y le puse la leche a mi nena en la mamadera para que pueda tomar en el camino y cuando quise salir me dijo mi papá que no me iban a poder llevar porque lo habían robado al chofer” cuenta Erika, mamá de Aylín.
“Mi vecino es ex combatiente de Malvinas, se escucharon sus gritos porque vio todo, pero el robo fue tan rápido que no le dieron tiempo a salir”, explica. Al conductor de la ambulancia lo apuntaron con un arma, le dieron un culatazo y le provocaron algunos cortes. Lo derivaron a una clínica y después lo llevaron a declarar.
Ese día, Erika tuvo que ir por su cuenta al hospital. “Me tuve que tomar un Uber porque no podía faltar, le tenían que hacer una punción de la médula a mi hija. Justo tenía 5 mil pesos, que era lo último que me quedaba. Después tuve que volver en colectivo, algo que me tienen prohibido porque a Aylin le bajan mucho las defensas con el tratamiento. Me tuve que volver a escondidas de la pediatra, porque si se enteraba no me iba a dejar. Le puse el barbijo y nos arriesgamos porque ya no tenía más plata” dice Érika. “Ese día, por el robo al chofer, también estuvo en peligro la vida de mi nena”, concluye.
Finalmente, Aylín pudo cumplir con la punción y los prequirúrgicos que le iban a hacer en el hospital. “Le tienen que colocar un catéter para pasar quimio y después nos tenemos que internar 4 días para un tratamiento intensivo”, explica su mamá.
La inseguridad no perdona a nadie en el conurbano. Esta vez el blanco fue el chofer de una ambulancia. Pero los daños colaterales alcanzaron a una nena de 5 años que, junto a su mamá, lucha día a día por curarse de una terrible enfermedad.