HISTORIAS MÍNIMAS DE LA INSEGURIDAD: TIENE 7 AÑOS Y YA SABE LO QUE ES EL TERROR
La vida de Isabella tiene un antes y un después a partir del violento asalto que le tocó vivir cuando volvía del colegio con su mamá. Apenas tiene 7 años, pero ya sabe lo que es el miedo y la desesperación.
La pequeña vio cómo un motochorro sin límites ni escrúpulos le apuntaba en la cara a su mamá para que se bajara del auto y ella sola abrió la puerta y corrió despavorida y a los gritos, sintiendo en su pequeño cuerpo el pánico y la adrenalina que solo sienten quienes tienen su vida en riesgo, algo cada vez más frecuente en el Conurbano.
Ocurrió en el cruce de las calles General Paz y avenida Pedro Dreyer, en Monte Grande. Los vecinos del barrio Santa Lucía advierten que cada vez hay más robos violentos y -un denominador común en la provincia- que nadie los protege. “Hace una semana le desvalijaron una casa en la misma cuadra de donde fue este asalto, todas las mañanas los motochorros atacan a la gente que va a trabajar”, contó un vecino que es papá de una nena de la edad de Isabella.
Verónica, otra mujer que vive hace años en el barrio, relató con angustia que su hijo Franco, que trabajaba como repartidor de comida, fue apuñalado hace una semana a pocas cuadras de donde Isabella y su mamá vivieron su pesadilla. Por suerte, en el hospital lo pudieron salvar. Distinta fue la suerte de otra vecina que fue asaltada en la misma zona unos días antes: los delincuentes la golpearon y la empujaron al piso para llevarse su camioneta y terminó muriendo de un infarto en el hospital.
Los gritos de desesperación de Isabella dan cuenta de que la inseguridad no solo deja secuelas físicas y materiales, también tiene consecuencias emocionales que tardan mucho más en sanar.