Empresarios del combustible en alerta: advierten que por la crisis la mitad de las estaciones de servicio puede cerrar este año
La inflación carcome los bolsillos de los consumidores pero también pone en jaque a comerciantes y empresarios que encuentran cada vez menos rentables sus negocios y muchos están llegando a una situación límite. Es el caso de los dueños de estaciones de servicio de todo el país nucleados en la Confederación de Expendedores de Hidrocarburos (CECHA). Después de muchos reclamos sin respuesta al Gobierno nacional, ante la imposibilidad de trasladar los costos a los precios y frente a la creciente disminución de rentabilidad del sector, se declararon en estado de emergencia en todo el país.
“Estamos con la soga al cuello, la inflación y el retraso de los precios de los combustibles hace imposible sostener las estaciones abiertas”, dicen. Cabe recordar que el Gobierno incluyó a los combustibles en el programa de Precios Justos, con aumentos regulados que, según los empresarios, no alcanzan para cubrir los incrementos de sueldo acordados en el sector. Según los números de CECHA, los ingresos de los estacioneros, que representan el 10% de lo que sale de los surtidores, estuvieron congelados desde mayo de 2021 hasta enero de 2022 y luego desde la Secretaría de Comercio fueron aprobando subas controladas que son insuficientes para cubrir los costos.
“Desde la pandemia venimos registrando pérdida de rentabilidad en el sector con la caída de las ventas y el congelamiento de precios. Luego, el cuadro fue mejorando paulatinamente pero hoy nos encontramos en un contexto crítico producto de la inflación y el retraso en los precios de los surtidores”, describen. Y explican que, de no actualizarse los precios como se debe, muchas estaciones de servicio pueden cerrar: “Si proyectamos a agosto de este año, el descalce entre los ingresos contenidos y los egresos actualizados llevará a que la mitad de las estaciones de todo el país no alcance el punto de equilibrio hoy ubicado en 330.000 litros por mes”.
Los estacioneros reclaman medidas concretas que les permitan poder cubrir los costos de la operación diaria y cumplir con los compromisos paritarios sin tener pérdidas. Por ahora el Gobierno desoye los reclamos. Mientras tanto, miles de puestos de trabajo corren riesgo.