ASESINARON A UN DELIVERY DE 20 AÑOS EN BERNAL: UNO DE LOS DETENIDOS ES MENOR
Otra vez el miedo en Quilmes. Otra vez la inseguridad, Y, otra vez, la muerte.
Esta vez la víctima de un robo fatal fue un chico de 20 años. Se llamaba Danilo Marceri y trabajaba como delivery en las calles de Bernal Oeste. Dos delincuentes -uno de ellos menor de edad- lo interceptaron, le dieron dos tiros en el pecho, lo dejaron tirado en la calle y se llevaron su moto. Todo a plena luz del día.
Sus compañeros se reunieron impotentes a pedir seguridad. No es la primera vez que los repartidores son víctimas de ladrones asesinos. Se sabe: las motos que ellos usan para ganarse la vida son las que buscan los delincuentes para robar. Y por más que los autores del crimen hayan sido detenidos, ya nadie les devolverá la vida de Danilo.
“Hace una semana le pegaron un tiro a otro compañero al que le querían sacar la moto. Esto no es de hoy, esto pasa todos los días, esto es vivir en Quilmes. Alguien se tiene que hacer cargo”, sostuvo Mateo, que conocía a Danilo porque también es repartidor. Ellos cobran 200 pesos por pedido entregado y arriesgan la vida en cada viaje que hacen. “Laburamos de esto porque no nos queda otra. Salimos a ganar una moneda y nos matan”, comentaba otro delivery.
Los vecinos de Bernal se sumaron al reclamo porque, dicen, “la policía nunca cumple con las promesas de seguridad”. Junto a los compañeros de la víctima marcharon 8 cuadras hasta la comisaría 5ta, en Mosconi y Jujuy. Allí expresaron sus miedos cotidianos y denunciaron que los oficiales, en lugar de recibirlos, se dedicaban a filmarlos detrás de las ventanas de la seccional.
Los bocinazos de las motos hicieron sentir el dolor de la protesta hasta entrada la noche en Quilmes. Pero esta vez no hubo siquiera promesas: la policía no dio respuestas, ningún funcionario de seguridad se hizo presente, tampoco hubo mensajes desde la intendencia de Mayra Mendoza. La bronca y la impotencia de los vecinos chocó una vez más con el silencio de los responsables de cuidarlos. Un silencio que los deja cada vez más solos e indefensos.
