Al cole sin celu

Al cole sin celu

En una decisión que muchos aplauden y otros ven a contramano de los avances tecnológicos aplicados a la enseñanza y el conocimiento, la provincia de Buenos Aires resolvió prohibir el uso de celulares en las aulas de las escuelas primarias.

La iniciativa fue sancionada como ley por la Legislatura bonaerense y se fundamenta principalmente en la idea de que los teléfonos reducen la capacidad de concentración, fragmentan la atención y dificultan el aprendizaje de los chicos. Esta postura se ve reforzada además por la crítica situación en el que se encuentra la educación argentina. Las últimas pruebas Aprender arrojaron el dato de que el 46% de los alumnos de tercer grado no entiende lo que lee.

Según la nueva norma, los chicos deberán dejar sus celulares en una caja y no podrán usarlos a menos que sus maestros les indiquen que los necesitan para alguna tarea específica. Sin embargo, por los tiempos que llevará su entrada en vigencia tras la promulgación, se cree que recién se aplicaría el año que viene.

Esta prohibición ya rige en la Ciudad de Buenos Aires y si bien el tiempo de implementación hasta ahora fue breve, los resultados son alentadores tanto en la atención en clase como en la interacción de los chicos en el aula y los recreos.

Los autores de la ley explicaron que en el nivel primario se obtienen aprendizajes esenciales como la lecto-escritura, la comprensión de textos y el razonamiento matemático que no pueden verse mermados por distracciones provocadas por el celular. Sin embargo, sostuvieron que los docentes pueden tomar el rol de moderadores permitiendo incorporar las nuevas tecnologías en forma medida, sin que eso repercuta negativamente en los chicos.

Como argumento citaron un informe de la Unesco que destaca que “a pesar de las ventajas que las herramientas digitales pueden ofrecer en la educación, también existen riesgos que a menudo son ignorados y que afectan el avance del proceso educativo”.

“Es importante abordar los desafíos y seguir estrategias efectivas para aprovechar los beneficios de la tecnología y repeler los efectos negativos que estos tienen cuando su utilización reemplaza actividades esenciales del mundo real”, cerraron los senadores Emmanuel González y Lorena Mandagarán al defender su proyecto.

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