La inflación baja, los costos fijos suben: la pesada mochila de la clase media

La inflación de junio fue del 1,6%, un 0,1% más que en mayo, dato que fue festejado por el Gobierno nacional. El acumulado en los primeros 6 meses del año es del 15,1%.
Unos de los rubros sensibles que influyeron para que el IPC se mantenga por debajo del 2% fue el de los alimentos, que apenas subió un 0,6%. Sin embargo, las familias tuvieron que afrontar fuertes aumentos en otros gastos ineludibles como las tarifas, la vivienda o la educación, que crecieron más del doble del índice general.
Impulsado por la actualización de los salarios docentes y las cuotas de los colegios, el rubro de Educación tuvo un incremento del 3,7% mientras que “Vivienda, agua, electricidad y gas” aumentó un 3,4%. La suba en este último ítem estuvo motorizada principalmente por las alzas de alquileres y expensas, pero también por las subas estacionales de las tarifas de gas y luz.
Según datos del Observatorio de Tarifas y Subsidios del IIEP (Facultad de Ciencias Económicas de la UBA-CONICET), una familia tipo de dos adultos y dos niños del Área Metropolitana de Buenos Aires destinó en junio un promedio de $183.496 para cubrir servicios públicos. Esto significa un aumento del 10,2% con respecto a mayo, un número muy superior a la inflación.
Según esta estimación, esta familia gastó en transporte un promedio de $66.519, en consumo de gas natural $44.897, en electricidad $42.511 y en agua $29.570.
El informe detalla que desde que asumió Milei en diciembre de 2023, la canasta de servicios públicos subió un 561% mientras que la inflación general fue del 150% en ese período. El gas natural tuvo aumentos del 1.482%, el transporte de 729%, el agua del 343% y la luz del 316%.
Así, pese a que la inflación se mantiene, las familias destinan cada vez una porción más importante de sus ingresos a pagar las boletas de servicios, el alquiler y las expensas. Eso, sumado a la falta de aumentos salariales, explica en parte la pronunciada retracción del consumo, porque cada mes se achica un poco más el dinero disponible que queda después de afrontar los costos fijos para vivir.