Los vecinos del barrio residencial de Quinta Galli dentro de la localidad de Crucecita, en Avellaneda, viven alerta, detrás de sus propias rejas, sabiendo que un descuido, por menor que sea, puede convertirlos en víctimas de la inseguridad.
Es que parece que los ladrones son dueños de las calles. Un video captado por las cámaras de seguridad revela una nueva estrategia: llegan de a dos, uno va vestido con ropas de repartidor e intentan levantar una moto que está estacionada en la calle.
En el barrio relatan resignados que los robos, que antes eran principalmente por la noche, ahora se dan a toda hora. Y denuncian con desesperación que los delincuentes hacen inteligencia y están al tanto de las rutinas de todos. Incluso algunos ladrones, con total impunidad, sacan fotos para marcar las casas.
Se sienten solos, indefensos. Reclaman porque la policía no los cuida y dicen que los ladrones cada vez son más violentos e ingeniosos. En el barrio, enumeran, hay entraderas, robo de medidores y asaltos en plena calle.
Debido a que las autoridades de seguridad no los protegen, los vecinos se organizaron para contratar de forma particular a una empresa que les coloque cámaras y un sistema de alarmas que alerte al resto de las casas cuando ocurre un robo.
Tienen que recurrir a la seguridad privada y gastar de su propio bolsillo para conseguir algo de tranquilidad. Saben que si se quedan de brazos cruzados seguirán a merced de la inseguridad.
