La oscura trama de  violencia y amenazas de muerte en un club de barrio: “quieren quedarse con todo”

La oscura trama de  violencia y amenazas de muerte en un club de barrio: “quieren quedarse con todo”

Las autoridades del Club Unidad de Matanza, ubicado en Pizarro y Av. de Mayo, en Ramos Mejía, denuncian amenazas de muerte e intentos desestabilizadores por parte de una patota que, según dicen, les quiere arrebatar el club.

Todo empezó después de la pandemia, cuando el club social que es uno de los centros de la vida deportiva y cultural del barrio, tuvo que renovar su comisión directiva. En 2022 se convocó a una asamblea pero Jorge Motto, un ex socio que ahora había vuelto a asociarse con intenciones de tomar el poder del club, se opuso.

Según la denuncia de Juan Nagy, el actual presidente, Motto, que pertenece al sindicato de los petroquímicos y cuenta con el apoyo de poderosas influencias, fue acompañado por barras bravas e impidió que se llevara a cabo la asamblea. “Ingresaron al club violentamente, insultando a todos, pateando sillas e invitando a la pelea”, explica. “Cuando Motto vio que perdía, se armó un escándalo”, dice el abogado que representa a la actual comisión, Alejandro Zamorano. Como el club no podía seguir sin dirigencia, hizo un nuevo llamado a asamblea y la única lista que se presentó fue la del médico Nagy, que terminó tomando las riendas del club.

“Nos hicimos cargo del club formando una comisión directiva avalada por la asamblea general, como marca el estatuto” dice Nagy. Pero, según denuncia, la gente que los tiene amenazados “ha echado mano a todo tipo de estrategias y denuncias falsas con el objetivo de apropiarse del club para beneficio propio y en representación de un sindicato y de cierto sector de la política”.

Nagy profundiza: “Se creen los dueños de la institución y al no tener éxito en su afán de usurpar lo que es de todos nos amenazan, nos han golpeado, escupido, nos insinúan que nos van a romper la cara”. Incluso habla de amenazas de muerte: “Últimamente han llamado a un miembro de la institución y amenazaron con cagarlo a tiros a él, a su padre y a su hermano”.

Tanto Nagy como su abogado hicieron las correspondientes denuncias ante la justicia pero se encontraron con lo que ellos definen como una alarmante parcialidad. Según relatan, la fiscalía N°11 no sólo no actúa cuando ellos llevan sus acusaciones sino que los investiga a ellos por una serie de denuncias que la otra parte ha presentado basándose en supuestas firmas apócrifas, que ellos dicen que corresponden a administraciones anteriores. “Las denuncias que hacemos nosotros no avanzan y las de ellos sí. Inventan delitos, cuentan con recursos, pegan afiches, escrachan. Están buscando que la actual comisión, formada por profesionales, comerciantes y vecinos, se canse y abandone el club”, grafica el abogado Zamorano.

La estrategia de desgaste parece evidente pese a que el club ha mejorado desde que asumieron las actuales autoridades. Actualmente varias escuelas del barrio hacen educación física en sus instalaciones, más de 100 chicos van a la escuela de fútbol, se mejoró la cancha central, se arreglaron los baños y se pintó el gimnasio. Además se organizó una secretaría para impulsar nuevas actividades y hacer más socios. Todos esos avances parecen fomentar más la violencia: “Hace poco se hicieron presentes en el bufet, que todavía está en preparación, y amenazaron con mandar a la municipalidad y hacer clausurar todo. Tienen medios económicos, asustan e inspiran miedo”, relata Zamorano.

Por ahora Nagy y el resto de la comisión directiva resisten. Pero piden a la comunidad que se involucre y los apoye ante los ataques y las amenazas. “Hay que defender las instituciones”, resume el médico. “Quieren demoler nuestra voluntad, pero nosotros seguimos adelante”, cierra.

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