Kicillof echó a 18 policías por pedir aumento

Kicillof echó a 18 policías por pedir aumento

En medio de la creciente ola de inseguridad que cada día sorprende con más violencia y ante los reclamos que se repiten en todos los distritos del conurbano por la falta de policías y patrullaje, el gobernador Axel Kicillof salió a marcarle la cancha a la fuerza al despedir y denunciar por sedición a 18 agentes que dejaron sus funciones para reclamar un aumento de salarios.

Días atrás, Kicillof había anunciado un aumento del 9% para la bonaerense, algo que claramente no satisface a la policía que tiene entre sus filas cada vez más personal que, después de cumplir su horario, tiene otros empleos para poder llegar a fin de mes. Pese a esto, según explican desde el ejecutivo provincial, la Constitución dicta que las fuerzas de seguridad no pueden hacer reclamos salariales y se tienen que atener a las negociaciones paritarias que realizan los trabajadores estatales. En ese marco se resolvió el incremento del 7% para febrero y el 2% para marzo. 

Desde la cartera de seguridad leyeron la convocatoria al reclamo como una especie de “sublevación” y por eso los oficiales, pertenecientes en su mayoría a los comandos de patrulla de Ituzaingó y a Tres de Febrero, fueron denunciados penalmente por incumplimiento de sus deberes.

Los policías desplazados exigían un aumento del 100% en sus salarios, mejoras en las prestaciones médicas de IOMA y que, justamente, no se sancione los reclamos por haberes. Como forma de protesta, eligieron un “sirenazo” que se dio en una estación de servicio de Acceso Oeste y Del Prado y se repitió días después en El Palomar. Por esta razón la demanda incluyó la figura de “intimidación pública”, ya que se utilizaron los patrulleros para protestar.

Este reclamo ocurre en un contexto de extrema violencia diaria en las calles del conurbano donde no solo los vecinos sino también los propios policías son víctimas de los ataques de los delincuentes. Y en medio de una fuerte disputa política entre el presidente Javier Milei, que calificó a la provincia como “un baño de sangre”, y el gobernador Axel Kicillof, que responsabilizó de la crisis a la Nación por el recorte de fondos que le aplicó a Buenos Aires. La insatisfacción policial se agrega como un ingrediente más a este combo de descontrol que día a día, como una ruleta rusa, arruina vidas al azar en los distritos más populosos del territorio bonaerense.

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