Elecciones de octubre… hacia dónde vamos

Elecciones de octubre… hacia dónde vamos

Por Lic. Rodolfo Florido

La Política Argentina es de una complejidad inusual sobre la cual el país no estaba ni está acostumbrado. Esto tiene características propias sobre las cuales la gran mayoría de los actores (políticos y no políticos como las Consultoras, Grupos Empresarios, movimientos sociales, Sindicatos, etc.) no tienen registro ni respuestas basadas en experiencias previas.

Todos tratan de parecer sólidos en sus análisis y escenarios pero; acostumbrados a moverse en márgenes discursivos lógicos y tradicionales y expresándose con terminología políticamente correcta, no alcanzan a comprender como relacionarse con un outsider disruptivo (Javier Milei) que; expresándose totalmente por afuera de lo esperable y de manera muy similar a las clases medias, medias bajas y bajas cuando estas se expresan en la soledad de sus casas.

Es como si los relatos convencionales, cargados de ideologismos de diferente tipo, hubieran implosionado y a nadie ya le importara expresarse de manera “correcta” porque esa “corrección” discursiva no los ha depositado en ningún lugar con expectativas satisfechas.

Lo cierto es que hoy nadie puede saber si esta interpretación de las necesidades sociales, transversales en sus ingresos, es producto de una causalidad por una percepción e inteligencia superior o una casualidad sobre la cual el discurso (en su contenido y sus formas) otrora rechazado, es hoy el más reivindicado. Lo cierto es que hoy, Javier Milei y su candidata a Vicepresidenta de la Nación, gozan de una suerte de “Estado de Gracia”.

Esto que denomino “Estado de Gracia” no tiene connotación religiosa alguna sino una profunda connotación política aunque con reminiscencias religiosas ecuménicas.

Lo pondremos en estos términos. Javier Milei es un Católico Apostólico Romano, con un asesor espiritual Rabino, una relación evangélica protestante con la percepción no culposa de la riqueza, una moral colectiva musulmana y evangélica (más ligada a la ortodoxia religiosa conservadora católica) y enfrentado con un Papado muy alejado de su grey practicante y que además (Milei) reivindica (sin necesidad de decirlo) la religiosidad de los creyentes sin la culposidad del éxito económico y por no desarrollar la habitualidad dominical en los oficios.

¿Cómo se llegó a esta situación? Por múltiples motivos:

  1. La interna de Juntos por el Cambio fue tan brutal por parte de Rodríguez Larreta (especialmente en su coqueteo con Lousteau (UCR – sector Evolución) y con Schiaretti (Justicialismo ortodoxo no kirchnerista) que dañó profundamente a Patricia Bullrich, cediéndole, indirectamente, la centralidad de la ortodoxia liberal y el discurso en materia de seguridad a Milei  en lo primero y a Victoria Villareal en lo segundo. Fue tan fuerte la interna que; más que una interna partidaria convencional, parecía una elección nacional entre dos Partidos Políticos irreconciliables. De esta manera, lo que debería haber sido básico, o sea que el que perdía transfería naturalmente todos su votos, no fue así y está dejando, por lo menos hasta ahora, la sensación en la sociedad de que; las PASO terminaron pero la interna persiste y está cubierta de odios inconfesables. Esto es tan así que; a nadie le sorprendería que, si pierden la próxima elección (lo que hace dos meses era imposible de concebir ya que se descontaba que el que ganaba la interna era el próximo Presidente) todo explote por los aires y se constituyan nuevas fuerzas políticas ante las propias disoluciones internas. La pregunta es ¿Sabe JxC que esto está sucediendo? La respuesta es SI. El problema es que aún no encontraron la forma de salir de esta situación que ellos mismos crearon hacia su interior. Las fotos y las expresiones de amor no alcanzan. La copa de Cristal se quebró.
  • Otro factor es la interna del ex Frente de Todos, ahora autodenominado Unión por la Patria. ¿Por qué se hace esta salvedad? Por lo siguiente: cuando el Cristikirchnerismo se convenció que no tenía ninguna posibilidad de ganar las próximas elecciones y que los resultados finales solo pondrían de manifiesto su brutal descenso en la percepción popular, decidió cambiar su nombre y dejarlo asociado a un transitorio liderazgo para la derrota en las manos de Sergio Massa. ¿Massa sabía esto? Por supuesto. Sabe que va a perder pero en su mente y en su estilo, juega a heredar el Peronismo luego de la disolución del Cristikirchnerismo. ¿Qué necesita para esto? Dos cosas, un resultado digno que lo coloque en un eventual ballotage y el reconocimiento interno de que fue el único que se hizo cargo, instalando que caían antes de diciembre  (una absoluta falacia por cierto) y que si bien perdieron llegaron al final de su mandato. Claro que esta aspiración se derrumba si queda tercero en Octubre.
  • Un tercer elemento es histórico, generacional y económico. Hay dos generaciones a las que los discursos repletos de lugares comunes como “detrás de cada necesidad hay un derecho”, lo “nacional y popular”, los discursos de “género”, la represión de los 70, la “equidad social”, el trato y los derechos de los delincuentes, el “idioma inclusivo”, la democracia como un valor en sí mismo etc., no les interesan porque, o bien nacieron luego de 1983 o han vivido 20 de sus 30 años de vida de fracaso en fracaso, sus perspectivas de éxito, medida en bienes y confort no están satisfechas ni tienen signos de ser satisfechas si repiten lo que perciben como experiencias fallidas. O sea, entre los 18 y los 50 años hay un universo inmenso y mayoritario de ciudadanos sin bienes acumulados o con muy pocos bienes acumulados, que sienten que sus fracasos son generados por la clase política que dominó la escena (más allá de los nombres de los frentes) los últimos 40 años y como, no van a aceptar sus propios fracasos (aspecto absolutamente humano por cierto) colocan la culpa fuera y buscan un referente que acuse a los mismos que ellos perciben, con mayor o menor razón, como los responsables de sus situaciones presentes. ¿Hay matices? Por supuesto que hay matices, pero la gravedad de la situación económica presente (inflación, salarios muy bajos, pobreza aún en aquellos que tienen ingresos en blanco y con paritarias, etc.) hace que la percepción de un salto al vacío sea mejor que quedarse parado en un lugar durante un incendio.

Obviamente en una situación tan lábil y dinámica los escenarios son sumamente complejos. A la fecha todo indica que Javier Milei ganara las elecciones de Octubre y que tiene una aceptable probabilidad de que su triunfo sea en primera vuelta. La racionalidad de los argumentos económicos de JxC en la ahora presencia de Carlos Melconian son, a mi entender, tardíos, insuficientes y no representan el sentir ni los modos de expresión de las generaciones que transitan entre los 18 y los 50 años. Si esta designación hubiese sido comunicada antes de las PASO, quizás podría haber torcido la tendencia, pero ahora, la inercia del triunfo, sumado al “Estado de Gracia”, hacen que sea muy difícil y poco probable que esta tendencia se rectifique.

Si JxC corrigiera su fallida construcción política basada en mensajes antiguos y la generación de fotos que solo importan hacia el interior de sus espacios pero que no le representan nada a los ciudadanos y sus problemas y generaran alguna acción de fuerte matriz disruptiva que les devuelva la centralidad, podría buscar en aquellos sectores que no fueron a votar o que votaron en blanco los 4/6 puntos que necesitan para torcer la elección y lograr colocarse en la 2da vuelta electoral e intentar generar la mística necesaria para obtener una suerte de nuevo Contrato Social que tenga la posibilidad de darles el triunfo.

Finalmente y por su parte, el oficialismo representado hoy en Sergio Massa está pagando el precio de confundir el círculo rojo y sus contactos internacionales con la decisión de los votantes que; cada año están menos susceptibles a las percepciones o necesidades propias del así llamado círculo rojo. La única posibilidad que le queda para tratar de entrar a una eventual segunda vuelta es recurrir a los aparatos del peronismo –de escasa eficiencia hoy en día- los que; por otro lado, piensan más sobre sus propias gobernabilidades que por un candidato que se separó oportunamente del Partido Justicialista y que los colocó en una situación de vulnerabilidad que no esperaban.

El mundo ha cambiado y hay ya más de 3 generaciones a la que les son ajenas las historias de los años 40 o los años 70. Las redes sociales, la Inteligencia Artificial (IA), el trabajo a distancia, etc., son y crean nuevos estereotipos socio humano culturales a los cuales el tipo de poder que generan los punteros políticos tradicionales, el reparto de algún dinero (insuficiente por cierto) y los “aparatos partidarios” les son cada año más distantes de sus realidades, éxitos o fracasos. En cualquier caso, solo puede aspirar a intentar ingresar a una segunda vuelta en la que está condenado a perder por un amplio margen.

Al fin y al cabo, es como decía Hubbard… “Un fracasado es un hombre que ha cometido un error, pero que no es capaz de convertirlo en experiencia”

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