Crespones negros para transformar el dolor el acción
La inseguridad en el conurbano no sólo altera la vida de todos los vecinos al punto de limitar sus libertades y de acostumbrarlos a una cotidianeidad atravesada por el miedo, sino que también deja huellas. Huellas que se sienten en las familias tocadas por la desgracia y también huellas que empiezan a aparecer en la geografía de las calles más violentas de la provincia.
La familia de Manuel López Ledesma, un repartidor de 30 años que fue asesinado a fines de mayo en Martín Coronado por cuatro delincuentes que le robaron la moto y el celular, colocó un crespón negro con su nombre y la fecha de su muerte en la esquina de Campo de Mayo y Castro como señal de la inseguridad. Y promueven que haya uno en cada lugar donde el delito sin control se cobre una víctima fatal en el conurbano.
Esta modalidad de homenaje y a la vez llamado de atención a las autoridades ya se lleva adelante en la Ciudad de Buenos Aires y algunos barrios bonaerenses con las víctimas de accidentes de tránsito, que tienen una estrella amarilla en los lugares donde murieron.
“Creemos que es una manera de mantener viva su memoria y, por sobre todas las cosas, concientizar al arco político para que de una vez por todas tomen medidas para frenar esta inseguridad que todos los días mata a chicos jóvenes y laburantes como Manu. Esperemos contar con el apoyo de algún legislador para que, tal como ocurre con las víctimas de tránsito, cada lugar donde muere una persona por la inseguridad quede señalado para siempre” sostuvo ante los medios Matías Morla, abogado de la familia de Manu.
La iniciativa por sí sola no frenará la inseguridad, pero hará visible la inacción de los políticos y, de aprobarse, promete inundar las calles del conurbano de señales que reflejan un dolor que sólo podrá cesar cuando las familias encuentren justicia y los vecinos, algo de seguridad.
