Tambores de Guerra en América
Por Lic. Rodolfo Florido
Casi nadie la quiere, pero muchos la buscan. Venezuela, Inglaterra, EEUU y Brasil alistan sus fuerzas. A pocos les importaba Esequibo en la ex Guyana Británica hasta que los estudios demostraron que sería el cuarto reservorio marítimo de petróleo del mundo y que mucho oro y diamantes ilegales transitan por el área.
Oro que se usa para lavado de dinero ilegal y financiar operaciones del Hezbollah. Lo cierto es que ese pequeño país, independiente de Gran Bretaña desde 1966, reclamado desde siempre por Venezuela, con menos de 900 mil habitantes y pobre, se transformó en un lugar deseado por todos; empresas petrolíferas, mineras, varios Estados y los propios guyaneses cuya capacidad real de decisión es sumamente limitada.
Y hay algo que; por doloroso que parezca y lo es, son muchos los intereses de terceros estados y empresas internacionales de producción de armas a gran escala, más los traficantes de armas que pululan cada vez que hay una guerra en el mundo, que desean y “trabajan” para que la guerra o cuando menos la amenaza de una guerra se enseñoree en nuestra América Latina.
De hecho el único continente o sub continente si se quiere, que desde hace años (Malvinas) no tiene una Guerra de la que nutrirse es la América Latina.
En Europa continúa el conflicto entre Ucrania y Rusia.
En África, Sudán y Nigeria atraviesan procesos de Guerra Civil en las cuales organizaciones terroristas del fundamentalismo islámico como Al Qaeda e ISIS o Estado Islámico aprovechan para reclutar y generar operaciones “comerciales”; mientras tanto en Mali, Guinea Conakry, Chad y Burkina Faso procesos políticos violentos bordean nuevos procesos de violencia generalizada.
En Medio Oriente Israel está en Guerra con la organización terrorista Hamas que tiene el apoyo de Hezbollah y de Irán.
En Asia Myanmar, Afganistán, Irak, Irán y Siria también atraviesan conflictos internos y externos que amenazan extenderse dependiendo de circunstancias que no controlan totalmente. Y no puede olvidarse la tensión militar entre China y Taiwán.
En conclusión; no son pocos los actores internacionales estaduales y “comerciales” que verían con agrado o participarían de un conflicto en nuestra región por variadas y no necesariamente coincidentes motivos. Algunos ejemplos:
- Vendedores internacionales de armas. Tanto los legales con certificado de último usuario como los ilegales que reciclan armas viejas de otros conflictos o nuevas que los Estados prefieren, por decirlo elegantemente, tercerizar.
- La dictadura político militar Venezolana que sintiéndose amenazada y con un proceso electoral hacia octubre del 2024 que podría dejarla fuera del poder si el control internacional impidiera un nuevo fraude, podría encontrar en una Guerra regional administrada el motivo para suspender el proceso electoral.
- Rusia, ya que; una guerra regional con un aliado podría distraer recursos del mundo occidental para sostener el conflicto en Ucrania. Conflicto que sin lugar a dudas habría terminado hace tiempo de no mediar el impresionante corredor de recursos económicos y militares que le han dado sustento a Zelensky.
- EEUU y Gran Bretaña (Guyana integra la mancomunidad británica de naciones también conocida como Comunidad Británica de Naciones) siempre aliados y claramente enfrentados en el plano político con la dictadura venezolana, su principal aliado, Cuba y su cada vez más creciente relación con Irán, ahora con fuerte presencia también en Bolivia y Nicaragua, en donde el Presidente de Nicaragua al recibir al Presidente de Irán, catalogo, a ambos procesos políticos como “revoluciones gemelas”.
Obviamente hay más motivos pero ya con esos cuatro, diferentes y no necesariamente convergentes, podemos comprender que esta situación entre Venezuela y Guyana (donde el 5% de la población es de hecho venezolana) tiene todos los componentes para imaginar que la posibilidad de una guerra se está construyendo en nuestra América Latina.
La Argentina y nuestro nuevo Gobierno deben estudiar atentamente esta situación y su evolución porque no es lo mismo interceder en una situación de beligerancia en desarrollo que en una situación con finales abiertos.
De hecho, Brasil ya lo está haciendo ya que el Estado de Roraima con algo más de 500 mil habitantes, siendo el Estado más pobre del Brasil, es un estado tapón terrestre entre Esequibo en Guyana y el Estado de Venezuela. Bajo su auspicio Brasil consiguió una tregua en los reclamos desde el 18 de diciembre y por tres meses. El 18 de marzo termina ese acuerdo. En este primer acuerdo por tres meses quedó claro lo siguiente; Maduro reclamaba que la disputa territorial, que se remonta a 1899, no se dirima en los tribunales internacionales. Mientras que, los funcionarios guyaneses aseguraron que “la controversia está en la corte y a Guyana no la sacarán de allí”, agregando que “la corte va a tomar una decisión en dos o tres años, y eso no lo para nadie”.
Ojalá recordemos al pensador filósofo griego Herodoto de Halicarnaso que 5 siglos antes de Cristo decía… “Nadie es tan tonto como para desear la guerra y no la paz; pues en la paz los hijos llevan a sus padres a la tumba, en la guerra son los padres quienes llevan a los hijos a la tumba.”