Saqueos y alerta máxima en el conurbano

Saqueos y alerta máxima en el conurbano

En medio de una crisis económica y social extrema y con un clima muy enrarecido, atravesado por las elecciones, distintos grupos de personas se organizaron para entrar a la fuerza y saquear comercios en Moreno, San Martín, Merlo, Tigre, Loma Hermosa y también en Mataderos.

Los intendentes reforzaron la seguridad en sus distritos y buscaron coordinar con el ministro de seguridad Sergio Berni operativos para desalentar nuevos ataques. Para eso los centros de monitoreo de las distintas municipalidades funcionan a full. El gobernador Kicillof confirmó que hay 94 detenidos, contó que está en contacto permanente con los jefes comunales  y dijo que están trabajando para restablecer la paz.  

Sin embargo, la tensión es máxima.

En Moreno un violento grupo entró en manada y a la fuerza a un supermercado ubicado en la calle Padre Fahy al 3200, vaciaron las góndolas y atacaron al dueño del local a ladrillazos. Antes de escapar, prendieron fuego un depósito. Los vecinos advirtieron que los delincuentes son del barrio y muchos comercios decidieron bajar sus persianas ante las amenazas. Uno de los que no llegó a cerrar es un conocido local de ropa, que pese a no tener artículos de primera necesidad, también fue saqueado.

En Loma Hermosa la violencia superó todos los límites. Ante el avance de los grupos de ladrones, tres comerciantes salieron a la calle con escopetas y empezaron a disparar al aire. En Malvinas Argentinas también un comerciante chino se defendió a los tiros. De milagro no hubo muertos en ninguno de los dos lugares.

En José C. Paz, un grupo de entre 80 y 100 personas se congregó en los alrededores de un supermercado, arrancaron una reja, entraron por la fuerza y el encargado de seguridad pudo apretar el botón antipánico. La policía llegó pero no pudo detener el robo, aunque detuvieron a algunos saqueadores que se llevaban, entre otras cosas, electrodomésticos.

En la ciudad también hubo violencia. En Mataderos, las imágenes de las cámaras registraron cómo un comerciante chino se defendió pegándole con un cajón de cerveza a los saqueadores, pero no pudo evitar que la horda entrara y le vaciara el local.

El Gobierno salió rápidamente a buscar culpables políticos en la oposición. La vocera presidencial acusó a Milei y a Patricia Bullrich y dijo que grupos afines a los dos candidatos  fogonearon los saqueos y “quieren que la democracia cruja”. Aníbal Fernández, por su parte, afirmó que los ataques “no son espontáneos y que hay una vocación de generar conflicto”, pero dijo que no tiene elementos para inculpar a los candidatos opositores. Además anunció la creación de un comando unificado de las cuatro fuerzas federales (policía, prefectura, gendarmería y PSA) para coordinar una estrategia común contra los hechos violentos en distintos puntos del país.

Javier Milei habló por las radios y no dudó en emparentar la situación del conurbano con la crisis de hace 20 años: “es trágico volver a las imágenes de 2001”, dijo. Patricia Bullrich, por su lado,  apuntó al oficialismo y sostuvo que la responsabilidad última es el contexto social al que fueron empujados los argentinos: “La sensación es que no hay nadie gobernando. La situación económica del país es bajísima, los precios aumentan todos los días. La gente está sola frente a la violencia y frente a todo”, denunció. Además exigió que el Gobierno se haga cargo de poner orden: “el país es un desmadre”.

En medio de estos cruces, el piquetero Raúl Castells, que fue precandidato a presidente y quedó afuera en las PASO por no lograr el piso mínimo de votos se adjudicó los ataques. “Nosotros somos los responsables, los que estamos convocando. La gente está saliendo a buscar comida”. Y dejó picando una frase irrebatible: “violencia es que un kilo de milanesas cueste 4200 pesos”.

En los distintos distritos bonaerenses la situación es de alerta máxima. Hoy muchos comercios no abrieron por miedo. Vecinos y autoridades están igual de preocupados. Los intendentes trabajan para desactivar la sensación de un estallido inminente. Algo es seguro, en medio de una crisis que cada vez es mayor, en el conurbano ya nadie duerme tranquilo. 

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