Cuando trabajar no es garantía para comer
El 15% de los trabajadores asalariados en Argentina no logra acceder a una alimentación adecuada, según el informe más reciente del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA). El estudio revela que, incluso entre aquellos con empleo formal, un 7% enfrenta inseguridad alimentaria, lo que refleja el impacto de la precariedad laboral y la caída del poder adquisitivo en las condiciones de vida de los trabajadores.
El análisis de la UCA pone de manifiesto que la falta de seguridad alimentaria está estrechamente vinculada con profundas desigualdades estructurales. Según el informe, el acceso a una alimentación adecuada debería considerarse un componente esencial de las condiciones laborales dignas, y su deterioro refleja problemas más amplios relacionados con la falta de protección social y el estancamiento de los salarios.
Una de las principales conclusiones del estudio es la enorme brecha entre los trabajadores registrados y no registrados. Aquellos que están en negro enfrentan niveles de inseguridad alimentaria más de cuatro veces superiores. Esto pone de relieve que no solo la falta de empleo es el problema, sino que la calidad del trabajo disponible y la ausencia de derechos laborales adecuados contribuyen directamente a la vulnerabilidad de los trabajadores.
El informe también muestra diferencias notables según el nivel educativo y la situación económica de los hogares. En los sectores con menos educación o en condiciones de pobreza, la inseguridad alimentaria alcanza el 30%. En cambio, entre los trabajadores con formación universitaria, la cifra cae drásticamente al 4%.
Las disparidades regionales también son significativas. Mientras que el conurbano bonaerense y otras regiones del interior enfrentan tasas mucho más altas de inseguridad alimentaria, la Ciudad de Buenos Aires muestra cifras considerablemente más bajas.
Por último, el informe señala que las diferencias de género y edad también influyen en los niveles de inseguridad alimentaria. Las mujeres y los trabajadores jóvenes son los que experimentan mayores dificultades para acceder a una alimentación adecuada en comparación con los hombres y los adultos mayores, lo que refleja las disparidades persistentes en la distribución de los recursos y las oportunidades laborales.
Para la UCA, estos resultados subrayan la necesidad de abordar la inseguridad alimentaria desde una perspectiva integral. El estudio propone que las políticas públicas deben vincular los temas de empleo, ingresos, seguridad social y acceso a la alimentación para revertir una problemática que afecta a miles de trabajadores en todo el país.

