La Reconquista de Buenos Aires el 12 de agosto de 1806

Por Diego Barovero*
Luego de desembarcar en las costas de Quilmes en Junio de 1806, las tropas inglesas al mando del general William Carr Beresford avanzaron hacia la ciudad de Buenos Aires.
Ante el arribo de las tropas extranjeras, el virrey Sobremonte huyó y los porteños iniciaron de inmediato la organización de la de la ciudad con espiritu de resistencia. Desde Montevideo, Santiago de Liniers, con la ayuda de Martín de Álzaga y Juan Martín de Pueyrredón, comenzaron a conformar las milicias para tal empresa.
Más allá de los deseos propios de los líderes, había empezado a fermentar en Buenos Aires la intención de enfrentar al ejército invasor y el sentimiento patriótico comenzó a aflorar. La palabra patria comenzó a utilizarse con regularidad por aquellos días y los criollos comenzaron a tomar conciencia de que podían conducir sus destinos por sí mismos.
Si bien estas milicias estaban compuestas por algunos soldados regulares, la realidad es que la mayor parte de la tropa patriota era de carácter irregular y estaban conformadas por hombres, mujeres y niños que carecían de todo tipo de instrucción militar.
El 4 de agosto, Liniers arribó al Puerto de las Conchas, actual partido de Tigre, y desde allí marcharon hacia la ciudad. El 10 de agosto, desde el campamento en los corrales de Miserere, Liniers intimó a Beresford a rendirse. Ante la negativa, Liniers avanzó sobre el Retiro, derrotó a las tropas que allí se encontraban y se dirigieron en distintas columnas sobre la Plaza Mayor.
Ello obligó a las tropas inglesas a replegarse hacia el fuerte y, mientras lo hacían, recibieron todo tipo de ataques con agua hirviendo y objetos contundentes por parte de los ciudadanos de las casas vecinas. Poco tiempo después, los ingleses se rindieron.
El rechazo de un ejército invasor, con experiencia en diversos campos de batalla, sentó las bases de un proceso de toma de conciencia de las propias fuerzas, por la que los habitantes de estas tierras sintieron que poseían elementos suficientes para una futura revolución que llegaría poco tiempo después.
La celebración de la Reconquista de Buenos Aires fue antaño una conmemoración importante, civil , religiosa y escolar. Con el tiempo se perdió esa costumbre que los porteños deberíamos recuperar por resultar inherente a nuestra identidad como pueblo.