Caso cerrado para Ferraresi, puertas cerradas para 30 familias: nueva manifestación por el autódromo

Caso cerrado para Ferraresi, puertas cerradas para 30 familias: nueva manifestación por el autódromo

La paciencia se agotó. Esta semana, trabajadores y vecinos del Autódromo Adrián Villegas marcharon a la municipalidad de Avellaneda para reclamar por el cierre del circuito. Pero la respuesta del intendente Jorge Ferraresi fue tajante: “Es un caso cerrado”.

Con esa frase, se desentendió de un conflicto que lleva meses y que afecta a decenas de familias que vivían —literalmente— del rugir de los motores. “Hay 30 personas que trabajaban todos los fines de semana en el autódromo que hoy están sin trabajo”, contó uno de los representantes durante la protesta. “Y no solo ellos. También los mecánicos, los que rectifican motores, las gomerías, las estaciones de servicio, todos perdieron ingresos”, agregó.

La situación económica es crítica. Desde que en febrero la municipalidad revocó la habilitación del predio, el movimiento económico de la zona se desplomó. “Hace siete meses que no hay actividad. No se rompen autos, no se venden repuestos. Está todo parado”, explican.


El conflicto comenzó cuando se modificó la bonificación del impuesto municipal. De un día para el otro, el ABL pasó de $60.000 por mes a $5 millones en enero y $10 millones en diciembre de 2024. La deuda escaló rápidamente a unos $140 millones. “Pero lo más grave es que nunca fuimos notificados formalmente. No nos dieron la posibilidad de defendernos ni de negociar”, denunciaron.

Además, recuerdan que el autódromo siempre funcionó con habilitación municipal y que estaba exento del pago de tasas por ser una entidad de bien público con personería jurídica. “Nos estuvieron enroscando todo el año, nos dijeron que se iba a solucionar, y después de golpe nos revocaron la habilitación sin previo aviso”.

Los trabajadores insisten en que no solo sostuvieron un espacio deportivo, sino también una comunidad. “Colaboramos con la zona durante años. Ayudamos a que no cerraran la única escuela rural del distrito. Tenemos carpetas con todo lo que hicimos. Y hoy nos devuelven con un portazo”.

Mientras tanto, el silencio del municipio no solo lastima, también empobrece.

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