Los idus de Junio
Por Lic. Rodolfo Florido
Todo lo que está sucediendo con la Ley Bases tiene un solo motivo aunque la mayoría de los periodistas se hagan los distraídos y eso es que en 60/90 días, la ex Presidente, Cristina Fernández de Kirchner será seguramente condenada a entre 6 y 9 años de prisión por la Cámara de Casación.
En este juego, algunos radicales caaasiii K como Lousteau y Facundo Manes se revuelven desesperados como peces sacados de la pecera porque todas las encuestas los arrastran al fango de tener niveles de rechazo del orden del 70%. Así, hoy, conducen a una UCR que comienza a implosionar al verse arrastrada por un Presidente partidario que saca un dictamen sobre la Ley de Bases, solo y separado de todos en el Senado, los propios y extraños.
En su desesperación y ante el temor de quedar brutalmente pegado a la condenada Cristina, trata de decir que él es el único consecuente con sus principios. Ni los otros Senadores Radicales lo comprenden. O si lo comprenden pero no quieren ya quedar arrastrados por el rechazo que concita su novel Presidente partidario.
Aunque a Lousteau le disguste su posición se parece más al de un aliado incondicional de Cristina que al de un radical cuyas convicciones quedaron primero atrapadas por su condición de radical k, luego por su transitoria alianza con el PRO cuando fue a la embajada en Washington y más tarde su regreso al radicalismo haciéndose y pretendiendo que todos se hagan los distraídos sobre su volubilidad política.
Volviendo al comienzo, a Cristina no le importa NADA la Ley Bases, solo le importa que este gobierno salte por los aires antes que a ella la condenen por segunda vez.
Cada semana que pasa ve como diferentes sectores peronistas la van abandonando y percibe o sabe que cuando la Cámara le confirme o le aumente la pena su boleto partidario estará picado. Y no es que le importe la condena en sí misma, lo que le importa y la desespera es ver cómo sus sueños de continuidad y el miedo que le tienen se desvanece al son de una futura prisión domiciliaria que nada tiene que ver con la Puerta de Hierro de Perón, sino más bien con la quinta de Gostanian y una pulsera electrónica en su tobillo.
En su disimulada desesperación recurre a quienes, siendo mucho más básicos, desesperan por el nivel de rechazo social que tienen, como Pablo Moyano, quien solo puede salir a la calle rodeado de camioneros o custodios. Estos, más algunos dirigentes sindicales seguidores de Grabois y de Belliboni como Alejandro Gramajo, de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (Grabois), y el trotskista Alejandro Crespo, del gremio del neumático se sumaron a Moyano hijo para hacer una movilización sobre el congreso para presionar el rechazo de la Ley Bases llevando las mochilas probablemente no llenas de ideas.
Ni Hugo Moyano padre está de acuerdo con esta radicalización de su sindicato y con serle funcional a Cristina. Teme y quizás con razón que la poca inteligencia política de su hijo Pablo los coloque en la mira de la Justicia y la Política Presidencial. Sus otros hijos tampoco están de acuerdo con Pablo “el salvaje” Moyano. Uno abogado y el otro politólogo no coinciden con los métodos de su hermanito. Hugo no será un intelectual pero tiene el olfato para darse cuenta que Cristina busca la caída rápida de Milei no por sus desacuerdos ideológicos sino por sus temores a vivir sus últimos años en la soledad de su vivienda con una tobillera y encerrada.
Todos saben que Cristina no sale a la calle, ni va a hacer compras y casi ni siquiera sale del país, pero una cosa es que no lo haga y otra muy distinta es que se lo prohíban. La prisión domiciliario no será el penal de Ezeiza pero tampoco es agradable y mucho menos agradable será para Cristina cuando su teléfono deje de sonar y sus llamadas dejen de ser atendidas.
Y luego está La Cámpora, otra de las organizaciones que se movilizaran con Moyano. De la mano de otro liderazgo con destino presidiario, ve cómo se va de desgajando su poder con otrora camporistas que lo abandonan por otros proyectos (Larroque y Kicillof ) y sin comprender porque la sociedad lo desprecia tanto, sueñan con que una eventual caída de Milei los vuelva a depositar en una instancia de placeres políticos. Y si de placeres se trata, el aún líder feudal de la Matanza, Fernando Espinoza, siente que solo la violencia puede devolverle la impunidad que siente está perdiendo.
En resumen, una sumatoria de perdedores con capacidad de movilización y de violencia fueron convocados por Cristina para torcer la voluntad legislativa, apelar a la cobardía del Capital y destruir este intento de reconstruir una argentina con décadas de decadencia, antes de que el éxito o el fracaso convencional los pueda depositar en las celdas que hace años los espera.
Hace unos días, un periodista al que respeto profundamente, Carlos Mirá dijo en una de sus editoriales https://thepostarg.com/editoriales/sin-revancha-para-el-partido-final lo siguiente; “¿Qué estarían dispuestos a hacer ustedes si estuvieran frente al último partido de su vida? No hay más fases de grupos. Se acabaron las sumas y las restas. La cosa ha quedado reducida a esto: o se avanza o se termina todo.”
“Notificados de que esta vez va en serio y de que no habrá mañana para el que pierda este partido, han comenzado una tarea de resistencia a lo que votó el pueblo como no se registra, no solo en la historia argentina sino, probablemente, en la historia humana. Cero leyes para seis meses de gobierno y proyectos para empiojar todo.”
“También han mandado al frente a su infantería de delincuencia -encabezada por el cabo Grabois (siempre listo para llevar a la práctica la frase del guerrillero chileno Ronald Rivera que muy explícitamente dijo “La subversión debe hacerse con delincuentes, porque son los únicos no comprometidos con el sistema: los obreros luchan solamente por aumentos de sueldo, y los estudiantes son pequeños burgueses jugando a la política; es en el hampa donde está la cuna de la revolución”)”
Y acá, en nuestro país hay muchos/as hampones.
